En la misma línea se expresa el diseñador Jesús Segado. De pequeño, este malagueño aprovechaba los retales de tela que cogía de su madre, también modista, para confeccionarle capas a sus Madelman. Por entonces la costura era para Él un juego, un pasatiempo que hoy día sigue ilusionándole con la misma pasión.
Tras quince años diseñando para diferentes firmas, se lanzó a la aventura de montar su propio taller, desde el que hoy –33 años después– da forma a delicados vestidos de novia y de fiesta con un marcado sello personal influenciado por el que es su gran referente: Balenciaga.
Delicadeza y romanticismo definen las creaciones de Segado, que también cuenta en el mercado con una línea de gafas exclusivas, diseñadas en colaboración con el grupo Mióptico. “Ya se venden en toda España, Francia y Portugal. Para mí han supuesto una gran promoción, ya que ha ayudado a que mi nombre traspase fronteras”, afirma.
(…) Prueba de ello es que su teléfono no para de sonar. “Me acaban de proponer vender mis trajes en un centro comercial de lujo de Barei, en una tienda multimarca de El Líbano y me han llamado para desfilar en Nueva York, algo que para mí sería un sueño después de haber ido a París”.
Muy a su pesar, de momento ha tenido que decir que no. “El problema es que en Málaga falta industria. No hay talleres donde podamos producir y en el mío, con el trabajo diario, no damos abasto”, advierte poniendo sobre la mesa una de las carencias más reiteradas por los diseñadores locales (…)