De pequeño aprovechaba los retales de tela que cogía de su madre, modista, para confeccionarle capas a sus madelman. Por entonces la costura era para él un juego, un pasatiempo que hoy día sigue ilusionándole con la misma pasión que cuando era niño. Al terminar BUP, Jesús Segado tenía claro que no quería estudiar una carrera. Lo suyo era la aguja y para formarse ingresó en la Escuela de Arte de Málaga, donde en el tercer curso ya le habían fichado para su primer trabajo.
Tras más de ocho años diseñando para diferentes firmas, se lanzó a la aventura de montar su propio taller de alta costura en la Carrera de Capuchinos, desde el que da forma a delicados vestidos de novia y de fiesta con un marcado sello personal influenciado por el que es su gran referente: Balenciaga.
Blancos, rosas y azules tiñen en exclusiva sus camisas, que usa entalladas y con contrastes de estampados. Eso sí, sin estridencias. Con la discreción por bandera y sin correr demasiados riesgos. «Los colores chillones no me favorecen nada, así que en general busco prendas sencillas de base clásica pero con algún detalle especial», indica.
Los zapatos son otra de sus debilidades. Le gustan protagonistas, con la fuerza suficiente para realzar un look (como los beiges de Farrutx que propone para su look de fiesta en la foto de más abajo, tomada en la terraza de su casa en La Malagueta). A la pregunta de si se considera fashionista, Segado no oculta su amor por la moda, que sigue desde un estilo propio muy marcado al margen de tendencias pasajeras. «Solo llevo aquello que se que me sienta bien y con lo que estoy cómodo», advierte.